Enrique coloca el peso encima de un letrero, la caretilla en frente de la calle y el se sitúa detrás de ella y ahí acomodado, espera hasta que las personas se avecinan al lugar a comprarle.
Allí además de vender, comparte con las personas que trabajan en la parada y con las demás personas que transitan en la zona. "Solidario y alegre", así lo reconocen tanto sus clientes y amigos.
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